viernes, 8 de octubre de 2010

SUBE CONMIGO A LA MONTAÑA RUSA POLACA

Sabíamos que sería duro. Un duro invierno.
Hay veces en las que te embarcas en algo que no tiene ni principio ni fin. Eres consciente del cambio que va a suponer. Te preguntan si tienes miedo pero tú contestas que no, que no sabes, que sí. En realidad procuras no pensarlo mucho, ocupas tu tiempo en cosas irrelevantes, tienes miedo como cualquier persona humana lo tiene ante lo desconocido, pero da vergüenza reconocerlo. Siempre he pensado que el hombre es un poco gilipollas al intentar ocultar sus sentimientos.

Comienza esta historia con un cartel. Vive la experiencia en tus propias carnes. Te metes en esa vorágine de papeles, ilusiones, historias maravillosas que la gente va dejando por ahí.
En realidad, nunca fue este mi sueño, siempre he ido haciendo las cosas por inercia. Fui pasando los cursos hasta llegar  aquí. Y con esto, algo parecido, fui rellenando papeles hasta el día de hoy. Te entra un cosquilleo por la barriga y te cagas vivo. Joder, si es que ya estoy aquí. Hay que ser un poco consecuente con tus actos, es por eso que hoy mi país es Polonia y mi religión, un buen abrigo.
Aún es pronto, aún queda mucho trayecto por vivir y posteriormente por plasmar. Pero quería describir las primeras sensaciones; ese recelo inicial, esas lágrimas a puntito de nacer, esa risa nerviosa ante no entender una palabra, ese picor de cabeza ante un champú donde pone algo así como JIUHAJhiihya Kujaisjioas H&S… pero sobre todo, esa ilusión grandísima que espero, se vaya convirtiendo en las historias más rocambolescas de… albóndiga on tour.