Acaba de empezar una tormenta de verano. De pronto suena aleatoriamente esa canción.
El olor a tierra mojada te envuelve, el cuerpo se te agita y en tu cabeza vuelve a fluir nuevamente aquel momento en aquel autobús camino a Amsterdam. El olor, el sabor y hasta el color del día eran los mismos. Pero lo que encendió la llama fue la canción. Ahora lo tienes todo nuevamente en tu cabeza, desconectas los botones y cables que te unen al mundo real, te dejas llevar…
Y TE VAS.