viernes, 20 de diciembre de 2013

Las canciones nos acompañan en la vida

En los buenos y en los malos momentos. Oh sí. Ellas son fieles como perros criados con niños.

Es por eso que me gusta la música. Soy inepta para tocarla pero muy propensa a sentirla y emocionarme con una melodía. Desde pequeña. Antes, con seis o siete años, escuchaba a Los Panchos, Sabina, Bosé, Rosana y Luz Casal. Lo que se escuchaba en casa, o lo que trascendía del transistor del coche al asiento solitario de atrás.

Porque soy una solitaria. A veces me torturo por ello y otras disfruto mucho con esta faceta.

Siempre he pensado que la escritura a secas es mucho más complicada que la escritura musical, porque ahí tienes instrumentos para dinamitar al lector/oyente/espectador/expectante. Hay quien le da más importancia  a la música, otros a la letra... Yo aún no he decidido mi porcentaje preferido, pero supongo que todo en esta vida es variable.

Quería poner aquí y ahora una canción, pero no he sabido cuál. Varias veces he cambiado de vídeo en youtube pensando esta sí, esta no. Son cientos de historias, miles de acordes y millones de sensaciones los que me han acompañado durante años, los que han conformado la banda sonora de mi vida, como para elegir una para este preciso momento. No, mejor que cada uno tire de recuerdos. O de novedades.

martes, 29 de enero de 2013

No es ningún secreto

Tengo un amante.

Sí, me ha costado reconocerlo, pero ahora me siento mejor.

Lo descubrí una mañana soleada en un parque. Fui a dar un paseo y allí lo encontré. Me fascinó desde el primer milisegundo. No pude evitar acercarme poco a poco y decir en voz baja: ¡GUAU!

Era impresionante. Creo que fue amor a primera vista porque yo también le gusté a él. Me encanta su naturaleza, su virilidad, sus músculos marcados, su dureza…

Desde ese día, todas las mañanas nos encontramos bajo la sombra de un sauce. Allí nos escondemos del resto de la gente y dejamos que pase el tiempo.

Él me abraza y yo me dejo querer, me pierdo y me entrego al placentero acto de leer. Allí, al sol, sentada sobre él… ¿puede haber algo más hermoso?





Él y yo - in fraganti