lunes, 10 de octubre de 2011

ELLA

Todos los días paso por el mismo lugar, hago el recorrido exactamente igual que la anterior vez. Y a veces veo hasta a la misma gente. Es el caso de Flora.

Ni siquiera sé por qué conozco su nombre, ignoro si ella sabe el mío. Flora es una señora casi octogenaria que se encuentra fielmente sentada en su silla todas las mañanas a la misma hora y con el mismo collar rosa de perlas. Desconozco si es por algún motivo, pero siempre he tenido la sensación de que espera a alguien. De que lleva años esperando a alguien.

Tiene la mirada ausente y una mueca imperceptiblemente triste en la boca. En la avenida Cánovas, hay una residencia de ancianos y todas las madrugadas abren un ventanal que da a la calle. Tiene mucho tránsito y los mayores se entretienen mirando a la gente, viendo sus andares ajetreados, los coches serpenteantes, los roces entre desconocidos… al menos yo me distraería. Pero ella no, ella es diferente. Es una princesa destronada y está esperando alguien que la lleve de vuelta a su mundo.

Día tras día la he mirado, le he sonreído, pero ella ahí continuaba con la mirada perdida. Siempre he querido decirle lo guapa que estaba con su collar rosa pero nunca me atreví. Tuve miedo de que no hablásemos el mismo idioma, de que ella se molestase porque yo me entrometiese en su vida.

Un día desapareció y no la he vuelto a ver. Desde entonces, mis mañanas, de camino al trabajo son insustanciales; busco por todos lados un destello rosa que me indique que ahí está ella, esperando cabizbaja. Pero nunca aparece; Flora no está.

¿Dónde te encuentras, a quién esperabas, por qué?

1 comentario:

Juan Carlos dijo...

Muchas veces, esperamos un destello que nos guíe en nuestras vidas, pero a veces no aparece, otras simplemente parecía y no era... la vida es tan confusa a veces.